En el embarque de Air Baltic rumbo a Riga. Las mujeres totalmente princesas. Los zapatos tiene lazos, los vaqueros encaje, las blusas tienen moños. Los ombliguitos sonríen con aros de brillante debajo de los volados de las mini blusas. Ellas rubias, albinas, piel lechosa y pechos tipo ojivas nucleares -suplicando el desarme. Huelen a colina de bebé. Cuando sonríen, ya que son medio serias, te ilumina un rayo del sol. Sus ojos mar o esmeralda brillosos como los de una muñeca, te fijan una mirada de tiburón.
Rápidamente apreciás que la mujer latvia no será vista en publico con zapatillas o tenis... sólo plataformas, tacos aguja y zapatos de diseñador.
Las rusas aun más princesas que las letonas... pero onda iglesia ortodoxa. Más dorado y brillante. Bijoterie en cada dedo de la mano y del pie, en cada tobillo, cuello o muñeca.
El varón, el letón, es más contemporáneo... o sea, viste igual al humano de cualquier otra parte del planeta.
Ya a bordo de Baltic Air degusto Lacplesis, la cerveza oficial de la visita a Letonia. Se escribe Lacplesis, y tiene varios acentos raros que mi computador no consigue reproducir. En la lata un señor cuerpo a lo Charles Atlas y espada empuñada, brazos de leñador y orejas de oso. Resulta que es la leyenda local, que rápidamente me cuentan. Un Sansón cuya fuerza radica en las orejas... que si!.. Ud. lo adivinó, se las cortan en algún momento y pierde todo su poder. Si tomas mucha Lacplesis, que OBVIO, fue lo que yo hice, amanecés con un dolor, como si te hubieran reventado la Lacplesis!
La luna llena Azul brilla sobre las nubes quietas. El mar Báltico se ve oscuro. Me comenta Kristaps que en verano se CON GE LA... jo de uta!
Aterrizamos y respondo muchas preguntas en el ingles robótico de inmigraciones.
Salimos al estacionamiento del aeropuerto en plena media noche, con un atardecer que asoma tímido en el firmamento y una luna oronda y abordamos un Taxi donde en la radio Juanes canta a gritos Tengo la camisa negra
Recorrido rapidísimo por Riga. Al día siguiente visitamos la iglesia de Petergilis. En sus paredes escudos de armas IM PRE SIO NAN TES… jabalís, ciervos, y lobos tallados corren en bosque de robles, enmarcados por calaveras aladas, WOW!… todo muy rococó pero también muy Robin Hood… salvaje y campestre. Esta iglesia, la Petergilis, se ha incendiado mil veces y por supuesto, la vuelven a reconstruir... en la punta de la torre habita un gallo dorado, y la tradición manda que el re-constructor de turno, finalizada la obra, se siente sobre el gallo, OJO! a ciento no se cuantos metros de altura, se beba una copa de champagne y luego arroje la copa al infinito. La cantidad de pedazos en que se quiebra la copa al estrellarse contra el suelo indica la cantidad de años que durará la nueva iglesia, antes de volver a incendiarse. Cuenta la leyenda que cundió el pánico un año en que la copa cayó sobre un montículo de arena y apenas se rompió en unos pocos pedazos... y por supuesto a los pocos años ardió Roma, digo Riga, nuevamente. Subimos hasta la torre de Petergilis desde donde ves toda la ciudad y se destaca La torta Stalin, una torre parecida a la de Varsovia.
De ahí al museo de la ocupación Rusa, o mejor dicho Soviética. Un edificio de concreto, cuadrado, alienígena, oscuro y geométrico, cual nave espacial negra aterrizada desde el hiper espacio.
La de Riga es una arquitectura donde los edificios se contradicen. Una construcción barroca, una escultura modernista y el museo de la ocupación soviético, todo en esquinas enfrentadas. El ladrillo ornamental bello en todas las épocas. En todos lados. La catedral de Riga Medievalmente WOW. La ciudad tiene sabor a Disney. Brutal. O Disney tiene sabor a Riga quizá sea más apropiado. Buena onda.
Caminamos Albert Street bajo una lluvia amazónica, hipnotizados por cien metros de edificios Art Noveau. Consigo abrir la puerta de uno de los edificios que se desmorona a pedazos y entrar al zaguán para quedar boquiabierto con los azulejos, los techos, los apliques... todo intacto! No se si es lluvia o baba lo que me chorrea por la boca pero que EUGS PEC TA CU LAR!
Nos refugiamos de la lluvia en el Museo Nacional de Arte, un edificio también Art Noveau, construido para alojar las obras de artistas letones del siglo pasado. Me impresionaron las obras de Janis Rozentalam.
Preciosa la ciudad, de calles amplias y veredas enormes, con lo cual, apreciar la arquitectura es mucho más fácil que en una ciudad de calles estrechas, como Londres. Aunque queda mucho por restaurar, IM PAC TAN TE!
Por supuesto toca visitar todos los hitos de la vida de Kristaps y dejar ofrendas florales: El dentista de Kristaps, el flat donde vivía en la universidad, el oculista de Kristaps donde dejamos sus anteojos para que se los ajusten, el dermatólogo donde recogemos la pomada, etc. Obvio, igualito que cuando uno va a su casa!
Rumbo a Jelgava. Latvia se divide en dos. Por un lado Riga con sus maravillas arquitectónicas de la Belle Epoque y por el otro el resto del país, que es una gran colonia agrícola. Quizá una pequeña colonia agrícola sea más apropiado dado que el país sólo tiene 65mil kilómetros cuadrados. Imagínense que en Paraguay todo menos Asunción fuera todo una colonia menonita... así es Letonia.
En Jelgava viven los papás de Kristaps y esta noche hay una mega cena familiar en honor a los papás de Craig. Craig es el novio de Zane, la hermana de Kristaps. Craig y compañía son Neocelandeses, y los papás parten mañana temprano a su gira por Europa.
Se que hemos llegado cuando Kristaps, emocionado, me indica su Kiddergarten, el apartamento de su hermana, su escuela, la esquina donde se cayó de la bicicleta, etc, etc.
La familia de Kristaps re buena onda. Los papás, Una y Andris y la hermanita Anita, hablan inglés, así que la comunicación es fácil. Pero todo los restos de la familia... NO-NES.
‘Hay… pero que oscuro es!’ Comenta la Abuela, quien creo que solo vió alguien tan poco rubio en documentales del Discovery Channel!
El papá de Kristaps muy emocionado de tener a todos sus polluelos en casa insiste en traer cervezas, vinos y whisky y otras yerbas y por supuesto amanecemos hechos de goma. No se como los papás de Craig habrán llegado a aeropuerto.
Vamos a visitar el centro.
Bombardeada a full durante la Segunda Guerra, Jelgava fue reconstruido siguiendo el modelo sovietizo de colonia en Siberia... unos bloques de apartamentos primorosamente horribles! (Colonia Neufeld TO-TAL!).
IM PRE SIO NA DI SI MOS los latvios de que en la calle puedo distinguir cuando los interlocutores hablan ruso y cuando hablan letón.
ha ha ha ha.... a mi con los suegros me fue DIVINE... ahora.... como le fue a los suegros conmigo es OTRA HISTORIA!
Dejamos a los padres inmersos la organización de una fiesta temática Wimbledon -para ver los partidos de tenis- y partimos a recorrer Letonia en auto con Zane y Craig y equipo de camping a cuesta.
A continuación un resumen de comentarios de los pueblos que más me llamaron la atención.
Atracón en Kandava. En la calle del viejo castillo encontramos una panadería que vende saladitos y cheesecake y compramos stock para la noche y para el desayuno de mañana en el campamento. Los gitanos se pasean entre las pocas piedras que componen la dizque ruinas del castillo de Kandava.
Rápidamente apreciás que la mujer latvia no será vista en publico con zapatillas o tenis... sólo plataformas, tacos aguja y zapatos de diseñador.
Las rusas aun más princesas que las letonas... pero onda iglesia ortodoxa. Más dorado y brillante. Bijoterie en cada dedo de la mano y del pie, en cada tobillo, cuello o muñeca.
El varón, el letón, es más contemporáneo... o sea, viste igual al humano de cualquier otra parte del planeta.
Ya a bordo de Baltic Air degusto Lacplesis, la cerveza oficial de la visita a Letonia. Se escribe Lacplesis, y tiene varios acentos raros que mi computador no consigue reproducir. En la lata un señor cuerpo a lo Charles Atlas y espada empuñada, brazos de leñador y orejas de oso. Resulta que es la leyenda local, que rápidamente me cuentan. Un Sansón cuya fuerza radica en las orejas... que si!.. Ud. lo adivinó, se las cortan en algún momento y pierde todo su poder. Si tomas mucha Lacplesis, que OBVIO, fue lo que yo hice, amanecés con un dolor, como si te hubieran reventado la Lacplesis!
La luna llena Azul brilla sobre las nubes quietas. El mar Báltico se ve oscuro. Me comenta Kristaps que en verano se CON GE LA... jo de uta!
Aterrizamos y respondo muchas preguntas en el ingles robótico de inmigraciones.
Salimos al estacionamiento del aeropuerto en plena media noche, con un atardecer que asoma tímido en el firmamento y una luna oronda y abordamos un Taxi donde en la radio Juanes canta a gritos Tengo la camisa negra
Recorrido rapidísimo por Riga. Al día siguiente visitamos la iglesia de Petergilis. En sus paredes escudos de armas IM PRE SIO NAN TES… jabalís, ciervos, y lobos tallados corren en bosque de robles, enmarcados por calaveras aladas, WOW!… todo muy rococó pero también muy Robin Hood… salvaje y campestre. Esta iglesia, la Petergilis, se ha incendiado mil veces y por supuesto, la vuelven a reconstruir... en la punta de la torre habita un gallo dorado, y la tradición manda que el re-constructor de turno, finalizada la obra, se siente sobre el gallo, OJO! a ciento no se cuantos metros de altura, se beba una copa de champagne y luego arroje la copa al infinito. La cantidad de pedazos en que se quiebra la copa al estrellarse contra el suelo indica la cantidad de años que durará la nueva iglesia, antes de volver a incendiarse. Cuenta la leyenda que cundió el pánico un año en que la copa cayó sobre un montículo de arena y apenas se rompió en unos pocos pedazos... y por supuesto a los pocos años ardió Roma, digo Riga, nuevamente. Subimos hasta la torre de Petergilis desde donde ves toda la ciudad y se destaca La torta Stalin, una torre parecida a la de Varsovia.
De ahí al museo de la ocupación Rusa, o mejor dicho Soviética. Un edificio de concreto, cuadrado, alienígena, oscuro y geométrico, cual nave espacial negra aterrizada desde el hiper espacio.
La de Riga es una arquitectura donde los edificios se contradicen. Una construcción barroca, una escultura modernista y el museo de la ocupación soviético, todo en esquinas enfrentadas. El ladrillo ornamental bello en todas las épocas. En todos lados. La catedral de Riga Medievalmente WOW. La ciudad tiene sabor a Disney. Brutal. O Disney tiene sabor a Riga quizá sea más apropiado. Buena onda.
Caminamos Albert Street bajo una lluvia amazónica, hipnotizados por cien metros de edificios Art Noveau. Consigo abrir la puerta de uno de los edificios que se desmorona a pedazos y entrar al zaguán para quedar boquiabierto con los azulejos, los techos, los apliques... todo intacto! No se si es lluvia o baba lo que me chorrea por la boca pero que EUGS PEC TA CU LAR!
Nos refugiamos de la lluvia en el Museo Nacional de Arte, un edificio también Art Noveau, construido para alojar las obras de artistas letones del siglo pasado. Me impresionaron las obras de Janis Rozentalam.
Preciosa la ciudad, de calles amplias y veredas enormes, con lo cual, apreciar la arquitectura es mucho más fácil que en una ciudad de calles estrechas, como Londres. Aunque queda mucho por restaurar, IM PAC TAN TE!
Por supuesto toca visitar todos los hitos de la vida de Kristaps y dejar ofrendas florales: El dentista de Kristaps, el flat donde vivía en la universidad, el oculista de Kristaps donde dejamos sus anteojos para que se los ajusten, el dermatólogo donde recogemos la pomada, etc. Obvio, igualito que cuando uno va a su casa!
Rumbo a Jelgava. Latvia se divide en dos. Por un lado Riga con sus maravillas arquitectónicas de la Belle Epoque y por el otro el resto del país, que es una gran colonia agrícola. Quizá una pequeña colonia agrícola sea más apropiado dado que el país sólo tiene 65mil kilómetros cuadrados. Imagínense que en Paraguay todo menos Asunción fuera todo una colonia menonita... así es Letonia.
En Jelgava viven los papás de Kristaps y esta noche hay una mega cena familiar en honor a los papás de Craig. Craig es el novio de Zane, la hermana de Kristaps. Craig y compañía son Neocelandeses, y los papás parten mañana temprano a su gira por Europa.
Se que hemos llegado cuando Kristaps, emocionado, me indica su Kiddergarten, el apartamento de su hermana, su escuela, la esquina donde se cayó de la bicicleta, etc, etc.
La familia de Kristaps re buena onda. Los papás, Una y Andris y la hermanita Anita, hablan inglés, así que la comunicación es fácil. Pero todo los restos de la familia... NO-NES.
‘Hay… pero que oscuro es!’ Comenta la Abuela, quien creo que solo vió alguien tan poco rubio en documentales del Discovery Channel!
El papá de Kristaps muy emocionado de tener a todos sus polluelos en casa insiste en traer cervezas, vinos y whisky y otras yerbas y por supuesto amanecemos hechos de goma. No se como los papás de Craig habrán llegado a aeropuerto.
Vamos a visitar el centro.
Bombardeada a full durante la Segunda Guerra, Jelgava fue reconstruido siguiendo el modelo sovietizo de colonia en Siberia... unos bloques de apartamentos primorosamente horribles! (Colonia Neufeld TO-TAL!).
IM PRE SIO NA DI SI MOS los latvios de que en la calle puedo distinguir cuando los interlocutores hablan ruso y cuando hablan letón.
ha ha ha ha.... a mi con los suegros me fue DIVINE... ahora.... como le fue a los suegros conmigo es OTRA HISTORIA!
Dejamos a los padres inmersos la organización de una fiesta temática Wimbledon -para ver los partidos de tenis- y partimos a recorrer Letonia en auto con Zane y Craig y equipo de camping a cuesta.
A continuación un resumen de comentarios de los pueblos que más me llamaron la atención.
Atracón en Kandava. En la calle del viejo castillo encontramos una panadería que vende saladitos y cheesecake y compramos stock para la noche y para el desayuno de mañana en el campamento. Los gitanos se pasean entre las pocas piedras que componen la dizque ruinas del castillo de Kandava.
Arte en Sabile. El pueblo con el record de Guiness a los viñedos más al norte de mundo. A la sombra de una iglesia que tiene pinta de estar ahí desde antes de que se inventara la religión, en una plaza al costado de la ruta, nos encontramos una manada de muñecos relleno de paja! Son montones. El exodo de los espantapájaros? Todos parados y mirando hacia la ruta que atraviesa el pueblito. Nos bajamos a investigar de que se trata.
‘A Antonio Banderas?’ pregunto atónito. Sólo en Latvia, pienso, el hecho de tener cabello oscuro, me puede otorgar parecido a Antonio Banderas
‘No!... al que hice hoy’ me dice mientras apunta un espantapájaros de pantalón negro, camisa blanca, antifaz y bigote, con pinta de hechizo voodoo. La bruja, que en realidad es la creadora de los muñecos, se ríe y la verruga en su nariz adquiere magnitud desproporcionada. ‘Lo hice hoy! Lo hice hoy! ... HA HA HA... para ud.’
Me saco una foto con el zorro, tiramos una moneda en el plato de las colaboraciones y salimos corriendo rumbo al auto donde Craig y Zane, que ni se bajaron, ya están calentando los motores.
Campamento en el lago Kalvenes. Luego de perdernos varias veces entre caminitos en medio de lagos en el medio de la nada, y de armar el campamento, Zane y Craig se disponen a pescar.
Kristaps propone dar una vuelta a lago. Y salimos en caminata. A los pocos pasos nos cruzamos con una pareja de turones, que no son lo mismo que hurones... unos son salvajes y los otros domesticados. Sesks en Leton. Ferrets en Ingles. Después vemos una pareja de conejos marrones con orejas negras. Idénticos al logo de play boy. Boxeando. No nos ven. Y corren en nuestra dirección. Hasta que nos huelen y huyen en dirección contraria. Me dice Kristaps que los conejos cambian el color de la piel, en invierno se vuelven blancos. Las flores flotan en la luz perpendicular y brillante del atardecer que no se acaba.
Y encontramos una tumba en el medio del bosque. En la misma lapida Janis y Marija Lielmani, sus nombres entrelazados con ramas de roble. Ambos nacieron en 1848 y murieron en 1974. Recontra WOW... Me comenta Kristaps que Leilmani es el apellido cuando te referis al matrimonio, pero que en letón los apellidos tienen genero. O sea, Janis Lielmanis y Marija Lielmane. –Complicado el idioma!
Y mientras damos la vuelta al Lago me cuenta Kristaps que en Letonia los lagos vuelan, y que en el fondo de ellos hay castillos hundidos… y según él que tenga cuidado con la serpiente de orejas amarillas –Yeah right! Una serpiente con orejas! No entenderé de lagos, pero en serpientes soy re experto. Me resulta más fácil creer lo del lago volador!
Al volver al campamento Zane que cuidado con las “garrapatas” que son mortales (conste que garrapata fue mi interpretación de la explicación que me dieron de un bicho que te pica, te chupa la sangre y se hincha y TE MA TA! Una especie de Alien el Octavo Pasajero, versión insecto letón)
Nos sentamos al lado de la fogata con nuestros pancitos de hojaldre rellenos de carne de cerdo, los que compramos en Kandava, y sendas Lacplesis donadas por Andris, a disfrutar el ruido de las hojas de pino acariciándose al viento. Los árboles como que se abrazan con sus ramas y hacen ronda en torno al lago, que parece una pista de baile. En algún momento las flores se recogen los pétalos para dormir, aunque no entiendo porque, pues no anochece.
Es casi media noche, y miro el cielo y no hay estrellas, ni es de noche. No anochece nunca en el verano Báltico.Y pienso que si miras el planeta desde el espacio, las luces de las ciudades deben parecer lo que las estrellas parecen desde acá. Son a su vez las estrellas ciudades lejanas de otros planetas? Pero PLOP! En algún momento, en medio de cavilaciones tan trascendentales, caigo dormido.
Desayunamos moras, arandanos y frutillas silvestres. Las cosechamos de las plantitas y van directo a la boca. Dulcísimas y frescas de rocio. Esto acompañado con Cheese cake de la panadería con las ultimas Lacplesis. Y toca desarmar las carpas y continuar viaje.
Shopping en Kuldiga. Orgullosos los Letones nos presentan las cataratas Letonas. Ni yo, ni mucho menos Craig el Neocelandés, nos sentimos muy impresionados por la catarata de un metro y salimos a caminar por Kuldiga, un pueblo paralizado en el tiempo. Nos cruzamos al menos con tres cortejos nupciales y novias que se sacan fotos. O será la misma novia que está aplanando el pueblito.
Almorzamos helados y compramos una manta Folk, hecha a mano, y ES PEC TA CU LAR... pero que podría ser Mexicana.
El Castillo de Edole. Estacionamos y caminamos hacia el castillo en medio de pequeña criaturas humanoides-enanos- y mujeres piernilargas con minifaldas brillantes. En la puerta un cortejo de niños y mujeres ancianas vestidas con lo que sólo puede ser el traje típico de la región. En las manos de las mujeres instrumentos musicales, u ornamentales, o mágicos, o algún arma medieval. No se entiende. Los niños portan flores y más de cerca presentan un aspecto Blancanievezco. Nos cierran el paso. No nos dejan entrar.
‘Pero nuestros amigos vienen desde Paraguay y desde Nueva Zelanda’ creo entender que esgrimen los Letones. Y nos apuntan. Y Craig y yo sonreímos solícitos, con cara de turistas buenos. Y las señoras vestidas de dama antigua dicen que adentro hay una boda. O un asesinato. O algo así. Comprenderán queridos lectores, que en apenas dos o tres días que llevo aquí, mi dominio de la lengua Letona aún no sea perfecto y me confundo.
‘Se casa un enano?’ Pregunto ansioso. Zane y Kristaps me miran con ojos de ‘Calla-ya-ruidoso-latino’.
‘Gundala bangala rangala!’ o algo así dice una de las viejas muy emocionada con movimientos de brazo. Las demás asienten con mirada seria. Zane y Kristaps se miran con asombro. Un momento totalmente Indiana Jones, o Kodak, como prefiera el lector.
‘Que dijo?’ Me pregunta Craig, no tanto porque confía en mi capacidad para entender el idioma vernáculo, sino que porque los letones no nos hacen caso, por no decir nos ignoran y definitivamente esta película NO tiene sub-títulos.
‘Dijo que húndala bangala rangala!!!!’ Le digo a Craig y nos da un ataque de risa. Creo que no fue buena idea, ya que las viejas no miran y hacen gestos que en Paraguay se emplean para espantar a las gallinas y aparentemente no queda otra que irnos. Comienza a llover.
‘Que pasó?’ Pregunta Craig, ya en el auto y en el camino.
‘Ahhhh… que privatizaron el Castillo y ahora se usa para eventos. Y cuando hay un evento no se permiten visitas’ Nos cuenta Zane ‘Pero el alboroto era porque nos contaban que ayer se firmó la privatización, y anoche un rayo partió el Roble del patio del castillo y el árbol, de unos 1200 años, se secó. Las señoras dicen que el castillo ahora está maldito’
Las Playas de Jurkalne. Dejamos el auto en un estacionamiento y caminamos un kilómetros en medio de un Pinar, hasta llegar a una playa. Hay más bodas en la playa-como se quiere casar la gente en este lugar! Corro animado al mar, pero fue solo meter un pie y casi muero de hipotermia. El agua HE LA DA! Optamos por caminar por la costa juntando piedritas, y el truco es que las olas no te toquen.
Hace frío... y me explican los chicos que alrededor de Janis, el 24 de Junio, aunque es verano, normalmente da un inviernecito. Janis según yo el equivalente de San Juan,... así que este es el veranillo de San Juan invertido.... WOW!
En medio de lluvia torrencial llegamos a Liepaja y acabamos en una antigua prisión rusa abandonada. Nos rodean edificios tipo bloque soviético y en el medio una iglesia ortodoxa rusa magistral: La Catedral de San Nikolai.
‘La iglesia es de la primera ocupación rusa por los Czares, los bloques son Soviéticos’ Aclara Kristaps.
Y los truenos redoblan en la tormenta cual batucada, la olas del mar castigan las costas de Letonia, y la lluvia azota el auto. Adentro de él la marea de cerveza sube y sube amenazando ahogarnos.
Vamos a refugiarnos a la casa de uno amigos, ya que con este diluvio fin del mundo no se vale armar la carpa.
Al día siguiente, nos escapamos de la casa donde todos duermen y vamos a un desayuno colosal en el mercado. Chorizos y papas fritas. Luego atacamos las compras de productos frescos de granja y bosque.
‘Estos hongos NO hay en Londres... estas arvejas NO hay en Londres’ Apunta y compra compulsivamente Kristaps. Me pregunto yo si no será ilegal llevar tanta fruta y verdura a Londres... Compramos Arandanos de una señora Gitana que merecería posar para “Madona de los Arandanos”
‘Lleve dos! Que a nosotros no nos da MAL!’ Dice en Letón y Kristaps me explica que con ‘nosotros’ quiere decir, nosotros los Gitanos y con ‘Mal’ se refiere a Cáncer, o también a “EL Mal”
Caminamos por la ciudad. Las construcciones en Liepaja de madera. Casi todo tallado. Los diseños totalmente Vikingo. Báltico. La casas tiene cúpulas. Y torres. El pueblo inicio siglo 20, encantado. Muero por volver en diez años cuando todas estas casas estén restauradas y éste sea EL destino turístico de los Bálticos. O el lugar donde los bacanes se retiren.
El ultimo día salimos re-tarde de Liepaja. Apenas llegamos a la estación de tren de Jelgava, minutos antes de tomar el tren soviético a RIGA. El asiento mas incomodo de mi vida.
‘Se lo que estas pensando’ inicia Kristaps ‘Pero el asiento era MÁS incomodo en la época soviética’
En el tren se ‘extravió’ mi campera. De la estación corriendo al oculista antes de que se cierre, donde Kristpas retira sus anteojos. De ahí a paso redoblado a buscar una computadora que teníamos que cargar de retorno. Después al supermercado donde tocaba comprar veinte kilos de chorizos de todos los tipos! Taxi al aeropuerto... con la esperanza de no perder el vuelo. Una cola kilométrica para registrarse al vuelo... en fin, y en resumen… lo normal que me toca vivir de ida al aeropuerto! La valija que a la venida pesaba 12 kilos –incluyendo miles de libros que le trajimos a Zane- a la vuelta pesa 27 KILOS!
El vuelo atrasado una hora. Todo el viaje a Londres el atardecer magenta congelado sobre el horizonte nórdico. Llegamos a Londres a la media noche, en medio de una lluvia, yo muerto de frío sin mi campera. A esta hora ya no hay trenes, así que tomamos un bus de Stansted a London. A las dos de la mañana llegamos a Marble Arch... comenzamos a caminar rumbo a Covent Garden, pero por suerte aparece un taxi.
Amanezco MUERTO! Cuando parto a la oficina, dejo a Kristaps loco, envuelto en la alfombra folk que compramos en Kuldiga cantando en Latvio... el pobre ha perdido el juicio!