09 agosto 2007

Festival Internacional de Edimburgo.


Aterrizar en Londres en directo de Cartagena es IN JUS TO, mejor dicho una maldición del infierno! No hace falta que les describa el Sol A NO RE XI CO de Londres... comparado con el Sol Latino que dejé atrás, tan sólo ayer!

El plan del fin de semana es partir con Kristaps al Festival de Edimburgo. El Festival, que es tradicional del mes de Agosto y se celebra desde hace unos 60 años, incluye todo tipo de eventos de arte y cultura en simultáneo.

Edimburgo, casi a media noche. Que te reciba el castillo iluminado es siempre WOW!. La ciudad repleta. NO hay hotel ni alojamiento. Pero es impresionante como aprovechan cada cama de la ciudad para el Festival. La asociación de Bed &Breakfast consigue acomodarnos en el cuarto de huéspedes de una ex profesora. Marion. Nos recibe en camisón, nos da la llave de la casa y nos pregunta a que hora queremos desayunar. Soltera, divina. Desfallecemos de cansancio.

A las ocho en punto Marion nos rellena con desayuno de galletas de avena horneadas por ella misma. Nos habla como si fuéramos sus alumnos... de primaria. Cuando le digo que soy de Paraguay trae un mapa de Sudamérica y pone un CD de arpa paraguaya. FAS CI NA DA!

La bañada un tema aparte. Una bañadera con una canilla para el agua fría y otra para el agua caliente. Decídome por la ducha, una adición moderna. Parado en la bañadera, toca atajar con la mano la regadera de manguera flexible que tiene más bien forma de teléfono que de ducha. Cuando la descuelgo de la horquilla es difícil decidir si mojarme o decir ‘Hola?’ . Luego del complicado procedimiento partimos caminando a Edimburgo.

El Flat de Marion queda atrás del New Town, y el ‘centro’ nos queda a unos buenos cuarenta y cinco minutos de caminata forzada. Bajamos la avenida Arboretum que pasa al costado el jardín botánico. El olor a pino, a tierra y a hojas secas te invade los sentidos. Nos rodean parques de verde increíble con murallas de muérdalo e hileras de árboles de Tilo. Al final de la avenida se yergue bello el castillo de Edimburgo, Nuestra primera parada.

El castillo de Edimburgo está sobre ‘Castle Rock’ una pequeña montaña resultado de actividad volcánica antidiluviana. Encima de su extinto cráter, de donde otrora emanara roca caliente y derretida, cenizas y gases, construyeron este bello ejemplo de arquitectura Escocesa.
De almuerzo haggis. Un receta escocesa hecha de menudencias de cordero: corazón, pulmón e hígado molido, con cebollas, harina de avena, grasa y especias, tradicionalmente hervidos en el estomago del animal! Viene acompañado de puré de papas y nabo. Aunque la descripción no suene inmediatamente atractiva, les prometo que tiene la más deliciosa textura como a nueces y un delicioso sabor salado. Viene acompañada de una salsa de whisky... ñami, ñami.

Salimos de Castillo a la Real Milla, la calle principal del pueblo antiguo, que parte desde el Castillo, volcán abajo. De la Real Milla varias callecitas y pasajes salen en todas las direcciones como arroyitos colina abajo.

En paralelo al Festival oficial, existe el extra oficial, el alternativo, lo que llaman el Fringe Festival. Transcurre prácticamente en la calle y en cualquier espacio disponible. Hay literalmente más de quinientas obras en escena. O sea que la calle cubierta de artistas callejeros, cual invasión de insectos. Una especie de Covent Garden elevado a la logarítmica potencia. Indios apaches en una esquina y gaiteros en la otra. Payasos que hacen animales con globos entretienen a los niños. Estatuas humanas. Actores que publicitan su obra de teatro. Te sentís un poco como cuando Dorothy aterriza en Oz.

Aplanamos la ciudad, tratando de absorber su arquitectura. Cruzamos los puentes que conectan ambas márgenes de la ciudad aunque no hay río – se habrá secado me imagino? La ciudad tiene tantos pasadizos y niveles que nos perdemos... En Edimburgo todo tiene niveles, las calles, los edificios, las tortas, las tostadas.
Vamos desde Charlotte Square, por Princess Street hasta St. Andrew’s Square y nos devolvemos por George Street. Re-turistas. Los edificios en Edimburgo son todos del mismo color, como en una película blanco y negro. Una especie de gris roca volcánica. La gente, sin embargo, re colorida y sobretodo buena onda.

Cruzamos nuevamente rumbo al centro viejo. En la esquina de High Street con South Bridge al lado de una Iglesia cubierta de musgo, un edificio que ya ni debe ser una iglesia, un gaitero calibra su gaita con una aparatito electrónico, preparándose para dar su show.
Unos japoneses deleitan a la audiencia callejera con sus tambores de Taiko y un perro boxer se vuelve loco, no sabe si ladrar, correr, o revolverse en círculos. En eso pasa una loca, una actriz, arrastrando una perro de peluche con rueditas, y hoy si el pobre boxer sale a la carrera y en persecución, y los movimientos de los japonésidos que ejecutan el tambor entran en ritmo frenético.

Salimos caminando rumbo a un edificio en ruinas donde nos dicen que hay teatro Fringe de alta calidad. En la próxima esquina alguien intenta librarse de una camisa de fuerza, a lo Houdini, ante la multitud que observa en silencio, tratando de descubrir el truco. Calle arriba el bóxer sigue corriendo y unos chicos vestidos de vampiros se matan de risa. Calle abajo mujeres con tutú, corsé y látigos persiguen a unos Hare-Krishna que prometen no volver.

Vemos una obra que se llama ‘El Coleccionista’. La audiencia vestida para la farra y tragos. La sala minima. No puede sentar más de veinte. Se trata de un tipo criminalmente IN SA NO, que secuestra a una niña de la que está enamorado para conocerla mejor. Y se escuchaban en murmullos las obras en salas contiguas. A la media noche, luego de al menos trece horas de calle, retrocedemos hasta nuestro habitáculo...

Al día siguiente llueve en Edinburgo.

‘Noté que pone la llave de agua de la ducha al máximo, Bernardo,... eso no está bien. Pero vea que opina Ud. y haga como le parezca más conveniente’ Es el comentario de Marion ni bien asomo la cabecita fuera de la habitación. CASPITA... y como se dio cuenta? tiene un agujerito en la pared?

Escapamos de las galletitas de avena de Marriot, digo Marion, y caminamos al centro. En un pub del centro, verdadero desayuno escocés con abundante coca diet -No sirven alcohol hasta las doce y media. El desayuno escocés típico consiste en salchichas, unos omeletes de papas o hash browns para los lectores americanos, morcilla, huevos fritos, panceta, champiñones, frijoles, una pasta de color e inconsistencia indefinida pero sabor ‘interesante’ y varios niveles de tostadas. RE COR CHO LIS! Hace que el típico desayuno ingles parezca hasta saludable!

En las calles, actores en mera ropa interior ya están repartiendo panfletos para esta o aquella obra. No se entiende si la ropa interior tiene algo que ver con la obra o no. Otros actores rumbo a su trabajo, vestidos de arbusto, rana o marinero, siguen pasando para acá y para allá, como si fuera lo más normal y la esquina unos malabaristas chinos se arrojan perritos a través de aros de fuego. Las muchedumbres atónitas. Los niños boquiabiertos. Hasta las estatuas que adornan las columnas de los edificios parecen mirar incrédulas lo que ocurre en la calle. Totalmente Alicia en el país de las maravillas.

Aprovechando la lluvia nos refugiamos en la Galería Nacional de Arte de Escocia. Tienen dos Boticelli, pero nada como para que se te caigan los calzones de la emoción. El más importante es La virgen adorando al niño durmiente. Por otro lado, La Madame de Pompadour, del pintor rococó Francois Bucher, reposa cubierta de perlas, moños, encajes y flores. Un cuadro pequeño, pero poderoso.
En una inmensa pared bermellón, la honorable y serenamente hermosa Señora Graham del pintor Thomas Gainsborough mira sobradoramente a las pálidas hermanas Maria, Laura y Horacia Weldegrave de Sir Josua Reynolsd del cuadro de al lado. Impasibles damas todas, de pálida e imperturbable belleza, mientras, en otro cuadro, pero en la misma pared, el Monte Vesubio erupciona sobre Pompeya! No te alcanzan los ojos...

De ahí voy a la sala escocesa. Por alguna razón la tienen en el sótano. Son las joyas de la galería... WOW!
De Robert Burns, Diana y sus ninfas, se deslizan en una jungla dorada escoltadas por jaguares y panteras, perseguidas por golondrinas y monos barbudos, en un cuadro de ritmo de Escola de Samba.
La Santa Novia de John Duncan, transportada sobre el mar por dos ángeles FULL celtas de alas loquísimas, flora sobre un cielo de tonos rosados y es correteada por focas y gaviotas de sonrisas sospechosas
La pelea y La Reconciliación de Oberon y Titania, dos cuadros FAN TAS TI COS de Sir Joseph Paton. En fin,... salí empachado!

El ultimo día Teatro a full. Amanecemos con Moria, digo Marion, y su arpa paraguaya. Salgo en puntitas de pie a espiar si está bailando con un cantaro en la cabeza pero me sorprende por la retaguardia. ‘Galletas de avena, BER NAR DOU?’

Partimos a la iglesia de Greyfriars Kik donde vamos a escuchar los Madrigales de Claudio Monteverdi. Música barroca interpretada por un grupo Italiano. Greyfriars Kirk fue construida a inicios del siglo XVII. Según entiendo, de las pocas iglesias que continúan ‘vivas’ en el centro histórico, dado a que la población ha emigrado desde este museístico y caro barrio, a otras zonas de la ciudad.

Las tumbas que rodean a la Iglesia tienen reputación de estar embrujadas. Principalmente el inquieto espíritu del infame George Mackenzie ‘El Sangriento’, quien tiene fama de infligir moretones y rasguños a los visitantes que entran en contacto con él.
Hay un perro, o al menos su lápida, en suelo sacro. El leal Rorry, celebre por vigilar la tumba de su amo y negarse a comer o beber hasta que el también pasó más allá. La tumba llena de palitos, como para que vaya a recogerlos.

En Greyfriars Kira una cola nunca vista para ingresar a una iglesia. No que las concurra demasiado. La asistencia totalmente cuarta edad. El cabello se usa a lo highlander, hombres y mujeres. La vestimenta súper formal pero al mismo tiempo la actitud relajada. Los viejitos hechos de goma! Entramos. El lugar repleto

‘Pepe, que te sientes hombre! que parado te vas a morir’. Grita en español una formidable mujer de cabellera rojo incendio, de evidentemente acento mexicano a un escuálido varón, presumiblemente su marido. Y Pepe, quien está de pie, apoyado a una columna, se sienta y automáticamente cae dormido y ronca.

Cuando entran, la pinta de los tanos cantores de PA SA RE LA. Totalmente Armani Exchange. Son saludados por calurosos aplausos de la audiencia, que oportunamente despiertan a Pepe.
Cantan prácticamente a capela. AN GE LI CAL la voz de esta gente. Los acompañan unas guitarras barrocas increíbles, con pinta de ser más bien el antepasado del piano que de la guitarra. Y le suena el celular a Pepe en pleno concierto y casi lo linchan. En resumen, la hora se evapora. Según yo tiene que ser el intermedio, no puede, YA, haber transcurrido la hora de concierto.

Salimos corriendo, pero a los pocos metros nos damos cuenta que no sabemos donde vamos. Pedimos direcciones el edificio que tenemos a mano: el Bedlam Teatre. Hoy un teatro, pero el edificio originalmente concebido como Iglesia. En la sacristía, o mejor en la ventanilla de venta de tickets, preguntamos como llegar a King’s Theatre, nuestro próximo destino.

En el pizarrón de noticias dice:

SABADO
10.00 The Tempest, de William Shakespeare. Fringe. Entrada £13
11.30 Bingo. Pozo de £615

DOMINGO
14.30 Santa Misa.

Santa Herejía Urbanística Batman! SO VI E TI CO el concepto de usar las iglesias para cualquier cosa menos para lo que fueron construidas.

‘Ya nada es sagrado’ dice Kristaps

‘Gracias a Dios!’ argumento.

Seguimos corriendo rumbo a la siguiente obra. En las veredas, todo tipo de servicios en oferta. Te podes hacer un tatuaje, trenzas africanas, que te corten el pelo o te den un masaje de esos de sillitas.

Llegamos al trote al King’s Teatre. El teatro bello, la gente glamorosa. Yo sigo con los mismos jeans de hace tres días. La asistencia de edad indefinida. Estoy pues en esa etapa en que todas las personas me parecen mas o menos de mi misma edad. Tienen que ser o demasiado niños o demasiado ancianos para que no encaje en mi percepción de edad indefinida.

Vemos The Bachea, obra póstuma de Eurípides. Según el diccionario la traducción es Las Bacantes, pero según yo no puede ser otra cosa que La Bacanal. DEN SI SI MA. En el papel del Dios Dionisio Alan Cumming, a quien la critica no consigue decidir si ama o detesta. Aunque me parece un poco exagerada, no puedo decir que la puesta no me fascinó con su coro de mujeres negras, fuego, rayos y centellas que envuelven el escenario, haciéndote saltar en tu butaca más de una vez.

Media noche del ultimo día en Edimburgo, caminando por las calles de la peli Shallow Grave y del inspector Rebus, el personaje de Ian Rankin. Nos sobresalta una explosión que ilumina el cielo. Son los fuegos artificiales que anuncian el fin del Tatoo, el desfile militar en la explanada del castillo... más que nunca le dan un aspecto de volcán en erupción.

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