09 abril 2007

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Madrid: Desde la Capital del Reino!

Amanezco a las tres de la mañana -No hay derecho!- y parto al aeropuerto. Un frío tal, pero tal, que si cumple la profecía de que llegará el Verano no se que haré!

Heatrow un caos! (CAOS!) El vuelo de British servido por Iberia y delante mío una treintena de españoles que van de contramano en el hormiguero. A los gritos! Una tal Elena que se ha perdido. Esposa de Juan, quien anda desconsolao. Han enviado otros españoles del grupo a buscar a Elena, la mitad también se ha perdido, y los que restan gritan por los pasillos del Aeropuerto (Elenaaa! ELENAAAA!) Unos nervios! Que irá a pasar?

‘Y es que a Elena la han enviado al final de la cola’

Y que para que la tal Elena se les una, saltando la cola, han armao tal escándalo, que no les puedo explicar. Da vergüenza ajena. Y la historia de que sólo un equipaje de mano por persona los tiene histéricos, pues como buenos Ibéricos, y Latinos, tienen mil bolsos, bolsas, carteras, mochilas y atados y no se que más, a lo puro espíritu gitano.
Patalean al lado de la cola, diciendo que NO va a dejar nada, y la impasividad británica del guardia que le contesta que pues entonces, tenga a bien hacerse a un lado, que de acá no pasa!
Vale decir que hay una pila de objetos que los Españoles dejaron atrás: ropa, botas, libros, revistas, botellas, cosméticos. EN FIN!

El aeropuerto ya lo dije, Un Caos!
Atravesando Security, no se puede creer a esta hora de la madrugada la cantidad y calidad de los espejismos que te rodean. Enjambres de gringows con sombrero de charro y japoneses que comen queso y hablan a los gritos. Parejitas de enamorados (Son las 5 de la mañana!)

Y aquí estoy degustando estas visiones cuando toca embarcar.

El viaje Fatal.
El aterrizaje Imposible.
Las instrucciones para el desembarque de películas de terror. Luego de leernos en que puertas de embarque tocan las respectivas conexiones, el comisario de abordo anuncia por el parlante en Ingles, con un acento del más sórdido rincón de Soho, y luego en Español, con una voz de Macho-dijo-la-partera:

- Pasajeros con conexiones en las puertas H, C, J, O y M por favor descender por la puerta delantera. Pasajeros con conexiones en las puertas X, Q, B y N por favor permanecer a bordo. Pasajeros con conexiones en las puertas S, U, Y, T y W por favor descender por la puerta de atrás - Les juro que no es que me haga el Ingles... pero que KI LOM BO!
- Joder! Y los que venimos a Madrí?- grita uno
- Y los que venimos a Madrí – grita otro
- Que ya lo he preguntao yo - responde el primero y así... a los gritos y a los empujones.

Los de adelante que tienen que bajar por atrás, en vez de esperar que bajen primero los que deben hacerlo por adelante, empiezan a empujar de contramano y se arma un estreñimiento brutal que ni en los relatos bíblicos más trágicos, ni en el cine de catastrofe han sido representados aún!

La llegada a Inmigraciones peor. El oficial me mira con cara de Prohinido-Estacionar.
Trato de ser amable, me hace un gesto de Silencio-Hospital. Doscientas preguntas de que donde y porque y como y cuando y finalmente me deja pasar.

- No se lo tome a mal, la actitud del oficial digo, pero es que la inmigración ilegal en España está falta! - Me dice un señor Españolísimo que viene atrás mío.
- Que?
- Pues si, los africanos llegan en balsa, a montones... sin documentos, ni nada – continua el valor.
- Perdón? – no salgo de mi asombro.
- Ya he visto que Ud. es latino, por su pasaporte. Los latinos al menos tienen la misma religión, hablan más o menos el mismo idioma y son más o menos del mismo color que nosotros... Los Ecuatorianos al menos ahorran y se vuelven a Ecuador. pero entienda que los Africanos vienen a quedarse! Y son Negros y feos. Y adoran Dioses paganos y crueles...Y Ud...? Viene a quedarse? A que si!

En fin... me dio tanta rabia que ni le contesté! Una Xenofobia en España que no se imaginan.

En Madrid un calor que sudan las paredes. No se si será por eso, pero me impresionó el alto índice de calvicie que azota los cráneos de los españoles.

No los aburro con los detalles de la jornada laboral, porque es realmente triste que esté en Madrid y no haya tenido ocasión de hacer otra cosa que trabajar!

Pasemos más bien a la Opípara cena, en un Restaurante de Nombre Zalacain, donde nos invitan a la noche. No les puedo euxplicar el restaurante ... IN CRE I BLE!

El gerente y mozos nos conducen, en medio de genuflexiones y salmos a capela, a una salita privada – Por lo visto nuestros anfitriones son Patrones importantes.

En primer lugar traen un jamoncito serrano contado en pedazos tipo ostia en una bandeja. El mozo da vuelta a la mesa redonda repartiendo el jamón como si fuera la eucaristía hasta que Amen, se termina.

Llega el menú, tamaño pentagrama.

Llaman a un señor Custodio que es el que trae la carta de vinos, según yo, el señor se llama Custodio... pero puede ser que ese sea el nombre oficial de quien custodia el vino, no sé... lo que si sé, es que llega Custodio de monóculo al ojo, gran moño, chaleco brillante, y un overol de cuero negro atado en varias partes -un atuendo de lo mas chick para una sesión de sadomasoquismo. Colgado al cuello con una cadena gruesa una mini-bacinilla de plata que debe tener alguna relación con el catado de vinos. Nos pregunta ‘Que queréis beber’ y ‘Que habéis pedido de cenar’ Contesta que recomienda un vino, blanco, porque todo el mundo ha pedido pescado. Nos dice que hay pocos españoles blancos, buenos. Le dice uno de los fulanos que nos acompaña, que nos quiere impresionar, y que tiene que ser vino Español. Entonces Custodio nos recomienda un tal vino, del que lamentablemente no retuve el nombre. Okay dicen los anfitriones.

Suena un Bong y entra otro mozo, de menor jerarquía que Custodio y exhibe la botella de vino con un gesto reservado a presentación en sociedad del primogénito heredero al trono. Cinco pares de ojos miran reverentemente la botella y hacemos una venia. ‘ohhhh’ me limito a pensar yo. El néctar susodicho es catado y exclamado! Las copas rociadas con el elixir y llevado a la nariz para olerle el aroma y a los labios para catarle la magia. Y cuando estoy a punto de preguntar si vamos o no vamos a tomar el vino, otro de los asistentes de Custodio procede a servirlo.

En ese momento ingresan unas ensaladas de langostas que no saben lo que están! de rechupete! Yo esperando un minuto de distracción en la mesa para mojar el pancito en la salsita... pero no pudo ser!

Emuladas las ensaladas de langosta, ingresa serpenteando una fila de mozos escoltada por el Metre. Cada uno carga un pescados al horno o a la plancha, uno por mozo, en correspondiente fuente y con su correspondiente tapa de plata, rodean la mesa y en gesto de gimnasia acuática sincronizada ponen las marmitas frente a los comensales y destapan su contenido y reaccionamos al unísono cual novia presentada con sortija de compromiso, mitad asombro y mitad curiosidad, y (wow) nos abalanzamos cual Obelix. MAG NI FI CO! No les puedo explicar la sensación de placer que produce este pescado -debe estar relleno de barbitúricos.

Terminado los pescados se presenta un personaje de moños y bonete colorados, hace sonar una campana y sus ayudantes presentan con gráciles movimientos de ballet una bandeja de minúsculas fresas y otra de frambuesas y mientras la audiencia las admira y yo me pregunto ‘y ahora que?’ el personaje de rojo dice ‘cogidas hoy del bosque’ y pienso yo que estoy delirando, no por lo de ‘cogidas’ pues joder, estamos en la capital del reino! pero me refiero en primer lugar al atuendo de caperucita roja que traer el valor y en segundo lugar que como que ‘del bosque’? Como que estamos en el corazón de la mega metrópolis... de que bosque nos habla?. Llega otro mozo, mas sobriamente ataviado, vale decir no de caperucita, ni de lobo, ni de leñador, y en su bandeja crema, jugo de naranja y azúcar para aderezar las frutas rojas silvestres.

Que cena! (Que CENA!) Aleluya Hermanos! Algo solo comparable al Éxtasis del Matrimonio Místico de St. Catherine’s con Nuestro Señor. Y con tal nota, este fax tendría que haber quedado por aquí... pero no pudo ser.... siguen llegando las maravillas culinarias.

Un carrito con pinta de Carroza Carnavalesca trae capuccinos miniatura y galletitas crocantes de almendra y mini tartitas y mini cheese cakes y bombones en formas de animales africanos, todo esto ordenado finamente en disposición caleidoscópica.

Y luego los licores.

Y después los cigarros.

Y finalmente las palabras de rigor.

Y el Jefe de Jefes que me acompaña (o mejor dicho a quien yo humildemente acompaño para tener el honor de cargar su maletín) empieza hablar y experimento un brutal deja vu, donde sé exactamente cada palabra que va a decir. Primero creo que lo que dice me es familiar. Y de repente recuerdo, palabra por palabra, es como si supiera textualmente lo que va a decir, antes de que lo diga, de haberlo oído decir lo mismo en otra dimensión. Me consuelo pensando que debe estar repitiéndose, que probablemente esto es parte de su monologo discurso de siempre, pero a medida que habla me doy cuenta que se exactamente que palabra va a usar, y continúa, hablando por un sendero donde yo no tengo como saber que es lo que va a decir. El vino, definitivamente, el vino!

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