El viaje Madrid-Sao Paulo de intensa turbulencia. Aterrizamos en Brasil rodeados de densas nubes y llovizna, típico Sao Paulo en año nuevo. La gente aplaude, llora y samba con gritos de ‘Chegamos no Brasil!’. Se siente la adrenalina de quienes desembarcan en suelo patrio.
Niños vestidos de gnomos o renos y hasta uno disfrazado de regalo y escondido adentro de una bolsa roja tipo Santa desembarcan y van al encuentro de abuelos que esperan ansiosos del otro lado de aduanas.
Nos quedan cuatro horas más de espera Guarulhos y otras tres horas y media de vuelo rumbo a Recife.
Cuando aterrizamos en Recife, la Venezia brasilera, lo primero que le llama la atención a Kristaps es el tamaño de la ciudad -Son casi cuatro millones de habitantes en el área metropolitana. Lo segundo el calor es al salir del aeropuerto y enfrentar el primer encuentro con el sol, a medio día y con 35 grados bajo la línea ecuatorial.
Al llegar al hotel la medida es embadurnarse de bloqueador y salir a dar una vuelta tratando de no parece turista. La marea está baja y el arrecife que da su nombre a la ciudad es la visible columna vertebral que acompaña la costa, es una fortificación que la rodea. Olas pequeñas avanzan sobre el mar, sin poder cruzar la muralla de piedra. Entre el arrecife y la arena se forman piscinas naturales de agua poco profunda y la gente chapotea feliz. En la vereda carteles advierten en Portugués e Inglés de los peligrosos tiburones que azotan estas playas...
A la noche la marea sube y el agua llega hasta la avenida Boa Viagem, las olas salpicando a los peatones que caminan a la beira mar.
El Brasil de Kristaps.
La culpa fue del clima y la negativa de él a prender el aire acondicionado.
Los síntomas no paran de aparecer. Tiene fiebre y vómitos.... El primer día con diarrea y al día siguiente estreñido... se niega al aire acondicionado y vuela de fiebre. Los dos primeros días transcurren con el gringo en cama y con la fiebre oscilando entre 38 y 39 grados! – Conste que según Kristaps no fue en su peor momento que le tomé la temperatura!
Convoco medico, macumba y antibióticos -No le digan que le estoy dando antibióticos que me mata!. Mientras practico la noble profesión de enfermero pienso que de aquí a mi canonización no hay ya mucho que recorrer!
Kristaps en la estratosfera, delirando, cree que está en África. El medico, al que llamo de mañana, tarde y noche cree que Kristaps es hipocondríaco y que yo sufro de locura neurótica – y el personal del hotel ya no cree ni deja de creer nada!
‘No será dengue doctor?’ Pregunto ante tan demoníaco cuadro. Al parecer, al pobre le cayo mal el cambio de temperatura, una reacción no incomún en los gringos que naufragan en estas costas. Recién al tercer día come con apetito tímido.... en resumen aun no ama Brasil.
El Brasil de Ber es de atracones compulsivos. Todo al mismo tiempo. Desayuno tapioca o arroz com leche?. Inmediatamente que Kristaps resucitó nos aventuramos al cálido mundo exterior de espejismos y asfaltos derretido. Lo más cerca del ecuador que el pobre letón ha estado. Partimos a la playa donde no me alcanza la boca para tomar agua de Coco.. o mejor...caipiroscas? o será que una batida de morango con amplia vodka y leche condensada?
Almuerzo con siesta y a la tarde una caminata por la beira mar, repartiendo ‘Bom días’ y ‘Boa tardes’ a diestra y siniestra como el más nordestino de los locales.. y luego sentándonos en la arena de la playa y pidiendo una cervejinha Skol... terminada la primera levantar nomás tu dedo indicando que puede arribar la siguiente cerveza y culminar esta experiencia indescifrable, indescriptible e inolvidable con una porción de frango passarinho... o picanha... o aipim com queixo o todo junto!
A la noche, lucir mi camisa roja con fueguitos, y partir a algún lugar de onda... y tomar más caipiroscas?
Al cuarto día nos encontramos con mis amigos Osair y Fabio y nos llevan a Porto de Galinhas, playa a unas dos horas de Recife. Mi panza y yo, después de años en el viejo continente, lucimos una blanca y aduraznada piel europea que brilla ante el astro rey y refleja cual espejo al sol. Pero en comparación a Kristaps que luce un enfermizo amarillo verduzco sigo siendo moreno! Los minutos al sol decorren y la temperatura de la piel sube lentamente. Siento que la película de protector que me recubre cobra vida y se resbala por mi cuerpo. Los cachetes -de la cara- aparentemente mi superficie más sensible, son los primeros en reaccionar. Los hombros son los segundos. A los pocos minutos la nariz me empieza a sudar. Gordas gotas de sudor recorren espalda abajo y cuando estoy por colapsar llega la fria Skol a alivianarme la pesada carga. Y el viento sopla cálido. Dios debe ser Brasilero.
Porto de Galhinas está en Ipojucara, local de la batalla decisiva entre el movimiento revolucionario Pernambucano y las fuerzas del emperador Joao VI en el siglo XIX. Digo yo que por eso la farra nocturna en este lugar es tan violenta.
El día siguiente, o al otro, ya no sé... como que perdí la cuenta de los días, partimos de Recife dejando su mar verde y el arrecife de roca.
Salimos en auto con Fabinho y Osair rumbo a Maceio, a unos 300km al sur. Vamos sin apuro y la primera parada es en un paraíso que se llaman Maragogi. Mientras caminamos rumbo al verde mar cruzo los dedos para que el Letón no se me derrita.
Navidad con luna llena. Sale la luna en Maceio, una especie de amanecer inverso. Un Alunecer. Alucinante. Sale roja, efecto de los volcanes extintos de Marte que hoy en ella se reflejan. Una luna llena GI GAN TE. Los cerros e islas se esfuman a la distancia bajo la luz rosa del atardecer. Las luces de los edificios se encienden de a una.
Y el brillo de la luna se esparce sobre el mar como solo he visto en el nordeste, será la proximidad al ecuador?
‘Nunca vi una luna salir así´ atina a decir Kristaps boquiabierto.
Los días en Maceio son pocos pero intensos. Mis amigos Fabio y Osair son recordistas de las noches de farra, candidatos a campeones mundiales en el consumo de cervecitas, y largo aliento de las horas en la playa. Y están decididos a que el Nordeste sea el Brasil preferido de Kristaps. No paramos un minuto. No acabamos de llegar a la Praia de Gunga que ya es hora de salir rumbo Praia do Frances. Además estos chicos tienen refuerzos. Silvio que es profesor de educación física y ya conocido de innumeros carnavales, Alex de profesión hijo y Ricardo que es medico nos acompañan a todas partes.
No por estar en el confín del universo dejamos de escuchar las noticias del asesinato de Benazir Bhutto en Pakistan y los disturbios en Kenia. Y en un plano más local y menos atroz el robo del Picasso y del Portiani del Museo de Arte de Sao Paulo!
Y como dijo el Papa: Ko Navidad Arape Che Maitei Ame´e Peeme.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario