Opera de Mozart. El tema: la típica batalla entre las fuerzas del bien y del mal, representadas respectivamente por Sarastro el Sabio Sacerdote de Isis y Osiris en un rincón del ring, y la Reina de la Noche en el otro.
Para complicar las cosas, el príncipe Tamino, el galán en cuestión, ve la foto de la Princesa Pamina y se enamora en el acto! (Amores eran los de antes, sobretodo considerando que era una foto pequeña y ni siquiera de cuerpo entero!)
Ni que decir la reacción de Tamino cuando se encuentra con el original (Pamina en carne y hueso) y todas sus glándulas masculinas reaccionan queriendo iniciar automáticamente el ritual de apareamiento. Ahora... a cualquier pequeño obstáculo en la relación la primera opción es el suicidio, la muerte, el fin! Ha ha… bueno, eso sigue igual! (La temperamental Pamina)
Lo FA BU LO SO: la Reina de la Noche en el Segundo Acto canta un aira que se llama ‘La venganza del Infierno hierve en mi corazón’- No existe la voz de esta mujer!. A LU CI NAN TE MEN TE IN CRE I BLE... como si una bandada de pájaros campana estuviera volando en círculos emitiendo sonidos arpísticos en stereo. Definitivamente, este es el momento cúspide de la noche, y el aria es re-famosa, aunque no la ubiquen, si la escuchan, inmediatamente les suena familiar.
Muy loca la producción según Bjorn, y muy Alemana según Gulsun! A Kristaps la puesta le parece un tanto bizarra. –en opiniones un poco de todo.
Aunque SI hay una flauta mágica en la obra, no tiene un papel taaaaaan preponderante para justificar el nombre de la Opera y no me quedó claro porque no le pusieron ‘Romeo y Julieta by Mozart’, o ‘Por Amor a Isis’... o cualquier otra cosa similar.
Martes: En el Ice Bar a cinco grados bajo cero
Ataviados cual Elfos: Ber, Marcelo y Walter.
Al día siguiente coinciden Walter Félix y Marcelo Sabanes en Londres. (Si es que existen las coincidencias, que según Carmi, no existen). El Plan es ir al Ice Bar -El Bar de Hielo?
En la calle un frío terrible. Te preguntas si realmente querés entrar al Ice Bar -que tiene fama de ser un Iglú.
En recepción nos dan abrigos polares color plateado con gorros forrados de piel y guantes térmicos. Mis dientes empiezan a castañear nerviosamente con sólo ver el atuendo.
Ya adentro –en la congeladora digamos- las paredes, las mesas, los bancos, la barra, todo es de hielo. Hace tanto frío que acá un helado sería una bebida caliente, sin embargo lo único que sirven es ‘Absolut Vodka’, y por supuesto los vasos también son de hielo. Hasta la iluminación es una media luz totalmente invierno ártico...!
A medida que bebes el helado elixir, los líquidos que forman tu cuerpo se empiezan a solidificar. (Le habrán puesto algo al vodka?) A tu sangre le cuesta llegar a los puntos más lejanos al corazón y los dedos se te empiezan a congelar y juro por un momento que se están por convertir en aletas –Por primera vez se me ocurre pensar que la Era del Hielo habrá jugado un papel clave en la evolución de las especies. Así me siento, o evoluciono o FA LLEZ CO en el intento. Me imagino que mis dedos se están volviendo de color azul, pero no tengo el coraje de sacar mi mano del guante que tengo adentro del bolsillo para confirmarlo!
BRRRR BRRRR BRRRR. Soy un pedazo de carne en el frigorífico. Un pes-cado de mirada infinita que habita en una congeladora, cual prehistórico fósil. La visibilidad se vuelve traslucida... y hasta el aire se está congelando. O sea, que se aparezca un Oso Polar y te meriende sería un favor en este momento.
Luego de que Marcelo saca suficientes fotos donde sonreímos hipotéticamente, apuramos el trago y huimos antes de la gangrena...! Al salir afuera y hasta parece que hace calor!