14 enero 2008

24 Horas en Houston

Sobrevolamos un mar lleno de glaciares. Hasta el infinito. Me da piel de gallina. Habiendo salido de Londres a la una de la tarde y viajando de día fuimos persiguiendo la puesta de sol rumbo a Houston, Texas. Hace millas que tenemos congelado en la ventanilla ese momento del día en que la luz del sol poniente pega de costado. El hielo dibuja imágenes aceitosas sobre el agua y los colores son como los que ves en esas fotos tomadas desde la luna.

‘Que es eso,... afuera?’ pregunto a la azafata.

‘Eso que????’ me dice alarmada con cara de quien ha visto demasiados OVNIs

‘Abajo... Los Iceberg! es Groelandia? Es increíble!’

‘Ahhh... eso! Eso es Canadá!’ y se da la vuelta indignada, a saber porqué.

En la ventanilla los Iceberg se convierten en tierra firme. Digamos en hielo firme. Una colección de líneas curvas hechas de merengue. Y las nubes siguen cubriéndolo todo con un fino velo de extensión sin límite, diluyendo la visibilidad bajo su película de hielo.

Lentamente, el paisaje polar desaparece. Las nubes se vuelven más densas (más de verdad?).
Sentado como si estuviera en terapia intensiva, entre el cable del adaptador eléctrico, el cable de la compu, y el cable del auricular... siento que en cualquier momento me electrocuto...

Houston, 6pm. Rapidísima ducha en el Hotel. De fondo la TV, según me parece con mayor abundancia de noticias internacionales, que hace tres años –cuando hice mi ultima visita a los USA. Bueno, si podemos llamar noticias internacionales un reportaje sobre ‘David Beckham en África’. Mientras me enjabono pienso que definitivamente el 9/11 y la escalada de los precios del petróleo son dos de los factores que lentamente deben hacer de los americanos una sociedad que mire y piense en el planeta más allá de sus fronteras. Que consideren a Europa algo más que un destino turístico, y a Latinoamérica y no meros proveedores de café y cocaína, o al medio oriente como su que zona de practicas militares. Sin hablar de lo que la devaluación del dólar puede hacer por volcar la atención de los Americanos para otros países.

Antes de partir trato de enchufar mi teléfono pero la escasez de enchufes en los cuartos de los hoteles de todas partes del mundo es increible.

Primera parada ‘Sketcth by Albert’ la florería de Albert, amigo de Londres, que se volvió a Houston y abrió una florería que más parece una disco. De ahí a buscar a Serge al apartamento donde vive con dos gatos enormes y gordísimos. Finalmente todos juntos a ‘Hugo’s’ el restaurante Tex-Mex, fusión y fashion del momento donde las margaritas-martini y la cervezas Pacífico no dejan de llegar a tu mesa.

Una de la mañana en Houston llego al hotel MUERTO..y embalsamado de comida y bebida. Son las siete de la mañana en Londres?. Cómo hago para despertarme a las cinco de la mañana, mañana? Hoy! Dentro de cuatro horas? Y tengo una brillante idea: voy a pedir que me traigan el desayuno a la habitación. Así me aseguro despertarme, porque aún si escucho la llamada despertador, es probable que me dé la vuelta y siga durmiendo. Y eso hago!

Nado en el mar de Brasil entre pingüinos. Nunca vi pingüinos en Brasil, pero en un sueño se permiten licencias literarias de todo tipo.

‘Toc toc’ Me dice un pingüino.

‘Que decís?’ pregunto sin mucho interés mientras bebo un sorbo de mi caipi-vodka flotante.

‘TOC TOC!’ repite ‘TOC TOC TOCCCCCCCC’ el pingüino se vuelve borroso, o quizá debiera decir la visión se me vuelve borrosa. ‘Mr Aranda???? Good morninggg!!! Su desayuno’ Me despierto, salto y corro a abrir la puerta al individuo que golpea.

‘Buen Dia Mr Aranda. Le traigo el desayuno’ me dice un señor de traje negro y moño, I GUA LI TO al pingüino del sueño. Entonces, el mozo entra con su bandeja. Yo me doy la vuelta semi dormido...me distrae un pingüino que asoma el pico desde la ducha y KABUNG! Colisionamos mozo, bandeja y yo y en cámara lenta vuelan croissants, café, leche, el vaso de jugo y el azúcar.

A las seis de la mañana y hediendo a Café salgo rumbo a la primera reunión. El taxista es Nigeriano y vivió en London y empieza bla bla bla y no sabe donde vamos. De fondo el amanecer es a rayas rojas horizontales, una hoguera que arde a la distancia. Los edificios se superponen grises y verticales, o sea, si miras con mis dormidos ojos el cielo de hoy parece cuadriculado.

‘Buenos días, puedo hablar con el señor fulano de tal?’ pregunto en la recepción del primer lugar. Me solicitan, por supuesto, mi nombre, a lo que respondo ‘Ber Aranda’.

‘De las panaderías Aranda?’ me pregunta la recepcionista lamiéndose los labios. Como si le fuera a producir una trincha de pan del bolsillo de mi sobretodo!

Rumbo a la siguiente reunión el segundo taxista tiene pinta de Mexicano y cuando empezamos a hablar me dice que es Vietnamita. Al llegar me identifico en la segunda recepcionista.

‘De las taquerías Aranda?’ Que bárbaro!... los Arandas dominan el horizonte gastronomico de Houston? Ja!ja!

Me conducen a una oficina donde colgados en la pared, me reciben los cuernos de búfalo más grandes que vi en mi vida. Su orgulloso propietario me extiende una mano en saludo de bienvenida.
Terrible lo sucedido durante la reunión!. Mis zapatos ingleses favoritos y de la buena suerte, que cumplen su noble misión desde hace diez años inmutables, se desensamblaron. Así mismo como suena. En los últimos diez minutos de entrevista el zapato izquierdo inicia su proceso de desintegración. Solo faltaba la grabación de ‘..este zapato se autodestruirá en CINCO segundos!’ No sé que hacer con el pie para que no se note que la suela se despegó y salgo rengueando.

‘Señor Aranda, se encuentra ud. bien?’ Rumbo al aeropuerto. Atrasado. Otro taxi,... este si conducido por un mexicano. La ciudad es gigante, la cuarta más grande de los USA, e ir de un lugar a otro te puede llevar cualquier cosa... una hora por lo menos!

En Houston todo el mundo es enormemente grande, gordo y sonriente. La gente se viste al limite de lo informal. Las porciones de comida son gigantemente incomibles y todo lo que veo me parece barato. Los edificios y los muebles me resultan como si fueran Lego, pre fabricados y a estrenar! Todo muy improvisado comparado a la milenaria Europa. Y él trafico tan loco!.

‘Trabajo, trabajo y más trabajo. Para pagar las deudas! Aquí nadie se divierte!’ Me dice el taxista. De que me habla?. Miro por la ventanilla y en el bello barrio que atravesamos, veo un personaje sentado fuera de su casa limpiando su escopeta. En la casa de al lado una mujer en camisón lavando el auto... y la fila interminable de 4x4s que se extiende hasta el infinito, cada casa tiene dos!. Quien puede vivir así?

‘Siempre ha sido así, desde 1950 con la llegada del aire acondicionado muchas empresas mudaron su sede para acá y Houston no ha parado de crecer exponencialmente’ continua el muy amable Señor totalmente Cu-cú!

Estoy loco? O de que me habla? Aunque lo que me dice del aire acondicionado coincide con mi propia teoría de que es el avance tecnológico que más ha ayudado a las latitudes cálidas.

Me salva el teléfono. Es Meli, que me dice que Laura está rumbo a encontrarse conmigo y me cuenta que fue toda la semana al gym con personal trainer como preparativo para encarar las caminatas conmigo en Londres!

‘Que tal Houston?’
pregunta.

‘Meli, Acá todo tiene cuernos!’

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